Ella nunca lo pudo imaginar, nadie podía llegar a concebir lo que aquella princesita podía llegar a sentir por su apuesto príncipe, nunca nadie podría haber pensado que cada uno de sus besos pondrían sus mundos del revés, ni que el brillo de sus ojos pudiese hacer que todo el universo desapareciese, hasta el punto de que lo único que ante sus ojos permaneciese, fuese el.
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